¿SOMOS DEMÓCRATAS?

Recientemente el PCV se adhirió al Manifiesto d’Acció Ciutadana contra la impunitat del franquisme al País Valencià. Es curioso que después de trasladar nuestra adhesión a dicho Colectivo, no aparezcamos en el listado de todos los grupos que lo han hecho.

Como no hemos recibido ninguna justificación al respecto, (se mandó al mismo y  al Grup per la Recerca de la Memória Histórica de Castelló) tenemos todo el derecho a especular sobre la posible indiferencia o simple desprecio hacia el PCV.

El Carlismo tiene cerca de 190 años de historia y existencia. En tan larga trayectoria es normal que haya habido desviaciones, sectarismos y divisiones. Las ha tenido todo el mundo, incluso con muchísimos menos años de existencia.

De todos es sabido que la historia la escriben y transmiten los ganadores y el Carlismo siempre ha sido claro perdedor. Si por su participación en la pasada guerra civil, se le atribuyen unos matices fascistas que, si bien fueron ciertos por algunas personalidades, la realidad es que al Carlismo se le engañó, menospreció, se le manipuló y se le persiguió, por lo que esos personajes nunca contaron con el beneplácito del pueblo, que se apartó de inmediato.

Esta pequeña historia viene a cuento porque al parecer ha desaparecido el hecho de que en la Transición el Carlismo tuvo un lugar destacado, junto a otras organizaciones democráticas. Se ganó el respeto de la sociedad, recordemos su presencia en los “10 d’Alaquàs” (Laura Pastor fue reconocida por la Generalitat Valenciana) entre muchas participaciones. También se puede consultar la bibliografía del historiador carlista Josep Miralles, para entender con quienes se las tenían que ver las carlistas en las postrimerías del franquismo. Luego vino el mazazo que el Estado le propino en Montejurra-76, en la que se nos quiso eliminar, porque molestábamos. Esto es lo que no saben las personas que hoy confluyen en las asociaciones “democráticas” actuales, porque no se les ha informado de la historia reciente y entonces llega la confusión con la contradicción a la que llevan publicaciones como la “Reino de Valencia” y actuaciones como las de la CTC o la A-16.

Parece que hoy en día hablar de carlismo es sinónimo de retrógrados, derechistas o ultras. Ayuda el que símbolos del carlismo como la bandera con la Cruz de San Andrés aparezca en las manifestaciones de la ultraderecha, y eso genera rechazo. Como también genera rechazo la enseña del Estado por considerar que la bandera de España es símbolo de los fachas y las banderas de las diversas nacionalidades, es símbolo de los separatistas.

La falta de información y la permanente confusión a la que lleva la usurpación de la palabra “carlismo”, entendemos que es causa de que se nos desplace en la adhesión del Manifiesto que tratamos.

Una actitud poco, por no decir nada democrática. ¿Será porque casi todos los grupos firmantes son de ideología republicana y a nosotros nos consideran monárquicos a rajatabla? ¿Será por eso?

Los Estatutos del PCV lo dicen muy claro, al igual que los del Partido Carlista Federal, por si alguien los quiere leer o informarse, somos Confederalistas y Accidentalistas. Mas democráticos que eso, parece que no puede ser.

El propio José Lázaro, Secretario General Federal, recientemente elegido en el pasado XV Congreso Federal celebrado en el mes de noviembre pasado, ya declaró en su discurso de presentación, entre otras cosas que “no es de reyes ni de reyezuelos (sic)”.

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