La subsidiariedad es una palabra poco conocida. Según la RAE es “Tendencia favorable a la participación subsidiaria del Estado en apoyo de las actividades privadas o comunitarias”. Y en el plano político “Criterio que pretende reducir la acción del Estado a lo que la sociedad civil no puede alcanzar por sí misma” además “Principio que se aplica al proceso de integración europea para limitar la intervención de las autoridades comunitarias a los supuestos en que los Estados por si solos no puedan ser eficaces”. Es decir, los estamentos superiores de la sociedad solo deben intervenir cuando la actividad de una entidad inferior no pueda acometerse por ella misma.
Vamos que, si una población necesita de un servicio para facilitar su normal desarrollo y éste no puede ser ejecutado por falta de recursos, ese servicio deberá hacerse con cargo al estamento superior.
Estos días en Valencia y recogiendo información facilitada por la Agencia EFE, “se ha reunido el Comité Europeo de las Regiones que ha apostado por una subsidiariedad activa, un principio positivo y constructivo que vaya más allá de la mera competencia y de la litigiosidad, para garantizar la participación de todos los niveles de gobierno en la construcción europea y acercar las instituciones comunitarias a la ciudadanía. También se ha aludido a la subsidiariedad como la democracia de la responsabilidad y se ha destacado la importancia de fomentar la sensación de conciencia europea entre la ciudadanía”.
Nosotros los carlistas ya hace muchos años que planteamos este derecho como básico en una sociedad democrática, que además hace partícipe al ciudadano, en la solución de sus problemas.
Pretendemos que la sociedad esté estructurada de abajo a arriba, como debe ser en democracia y no al revés. Aportamos al Estado nuestros dineros y luego es al Estado al que tenemos que mendigarle para que esos recursos, de que dispone, reviertan en nosotros. Los recursos deben gestionarse por los que los generan, contribuyendo con los estamentos superiores (Comarca, Mancomunidad, Nacionalidad, Estado) el porcentaje que se pacte por los servicios que se presten, sin olvidar el Principio de Solidaridad entre los distintos estamentos para garantizar la igualdad de oportunidades.
Es decir, y poniendo un ejemplo, toda una gran urbe podrá con sus medios tener todo lo que pretenda y sin embargo un pueblo del interior o de la España Vaciada, queriendo disponer de un colegio con sus correspondientes docentes, por su recaudación, no lo puede conseguir. Pues bien el principio de solidaridad obliga a los estamentos superiores a sufragar aquello que siendo necesario en los inferiores, éstos no lo pueden conseguir por no disponer de recursos.
El centralismo tiene estas cosas, contribuyes al Estado y luego tienes que mendigar todo aquello que te hace falta, y si tienes suerte a lo mejor lo puedes conseguir.
La descentralización tiene en cambio el poder de decidir en aquello que te hace falta, para desarrollarte en igualdad de condiciones con los demás. Principio éste, básico en democracia.
Muy claro, asi deben enfocarse los principios que a gente debe y quiere entender.