Por activa y por pasiva, no. Si observamos a la naturaleza podemos ver infinidad de actuaciones que en principio las podríamos confundir como guerras. Éstas serian los ataques que se producen entre las diferentes especies de seres vivos, tanto animales como vegetales. Todas ellas encaminadas a conseguir la supervivencia y no supremacía de su propia especie.
Al ser humano se le considera “el rey de la creación” algo así como que le está permitido hacer y deshacer lo que le venga en gana, no solo para su supervivencia sino para su conveniencia.
El rasgo que le permite ser superior al resto de especies es su poder de dialogar. Éste y solo éste sería el motivo principal para considerarlo el rey de la creación.
Sin embargo, asistimos día tras día, al absoluto desprecio de esta sublime capacidad. Da igual que existan tratados internacionales, que previamente se haya pactado lo indecible, al final todo puede saltar por los aires ante la obstinación de una de las partes.
Lo lamentable es que siempre lo provocan las partes que menos tienen que perder y mucho que ganar. En cualquier conflicto, las élites que lo generan viven alegremente mientras que los que lo pasan realmente mal es la sociedad a la que despóticamente esas élites dicen proteger. Sin ir mas lejos, centrémonos en la actual guerra llamada de Ucrania. Las élites rusas para conseguir afianzar su hegemonía en sus negocios necesitan caminos y lugares para conseguirlo. Invasión de Crimea, primero y facilitarse un corredor propicio entre la misma y Rusia a través de Ucrania, después.
¿Qué dice el pueblo ruso? La inmensa mayoría está en contra, los soldados empleados en el conflicto no están por la labor, pero a sus élites les da igual. Por la otra parte los ucranianos, sin comerlo ni beberlo, han pasado de una vida alegre y feliz (como nosotros la disfrutamos) a tener que perderlo todo (incluso la vida) y ser un desgraciado en su propio mundo. ¿Estaríamos nosotros dispuestos a pasar por su situación?
Tenemos un ejemplo muy claro para contestar a esa pregunta. No hace mucho, pasamos por las consecuencias de una Pandemia. De lo mal que lo pasamos (nada que ver con lo que están pasando los ucranianos), nos dimos cuenta de lo importante que es tener calidad de vida. Pues bien, salvando todas las distancias, la pandemia vino por una serie de errores de la humanidad, pero sin responsable directo. Pero es que a los ucranianos les viene por y con responsables directos. Esa en la triste diferencia.
Y frente a eso ¿Qué se puede hacer? DIALOGAR
Y si el dialogo fracasa, ¿qué es lo siguiente a hacer? SANCIONAR
Ah, pero aquí tropezamos con otro problema, las sanciones no siempre son a gusto de los que las propugnan.
En lugar de que los sancionadores sean un bloque compacto en que las mismas sean de obligado cumplimiento para todos, suelen aparecer los interese particulares. Vamos al grano. Si el veto al gas, petróleo y carbón ruso hubiese sido total, la guerra estaría finiquitada por falta de recursos económicos para los rusos. Como la propia UE tiene miembros que no aplican en su totalidad dichas sanciones, pues las élites rusas están vivitas y coleando. Y la que te rondaré morena.
Otro dato importante, los diálogos y sus posibles sanciones, se deben anticipar a los conflictos ya generados. Es una forma de reconducir los mismos. Estas élites que deciden generar graves actuaciones son muy peligrosas, ya que tienden a ser muy orgullosas y cerrar un conflicto ya iniciado puede suponer, para ellos, una derrota. Y eso puede generar el, si pierdo yo, vamos a perder todos. ¿Holocausto nuclear? Cualquier cosa.