A VUELTAS CON EL FUEGO

Mucho se está hablando estos días sobre los fuegos que están arrasando media España y que aquí en el País Valencià nos están tocando las narices.

No vamos a entrar en los detalles de los mismos, ni la catástrofe que ocasiona a las personas, sus bienes y al medio ambiente.

Es y suele ser una desgracia a la que todos están de acuerdo en poner todos los medios disponibles para hacer frente a ellos y minimizar sus desastrosas consecuencias.

No vamos aquí a hacer una crónica de los hechos, ya abundantemente relatada en todos los medios.

Lo que nos interesa resaltar es que, sea en la región que sea, siempre se dan dos factores que sobresalen sobre los demás, a saber: las quejas de que no se han puesto los medios necesarios, la tardanza en ponerlos y las ayudas que se prometen de inmediato por parte de las autoridades y que luego tardan en llegar, si llegan.

Todo esto que es un problema serio y que es lamentable que se produzca, no deja de ser la consecuencia de un problema mayor: la falta de previsión

En toda actividad empresarial, que se precie está siempre activo el servicio de mantenimiento, es decir se arregla, se adecua y se pone al día todo aquello que sirve para que la empresa funcione. Si no se hace, a la larga se producen averías y fatalidades que pueden incluso paralizar la actividad de esta.

Pero claro, el mantenimiento tiene un coste y los malos empresarios, con el fin de abaratar costes, dejan de realizarlos y luego cuando vienen los problemas, el coste es muy superior al que se hubiera tenido que aportar en el mantenimiento. Además de tener que abonarlos de golpe.

Parecido es lo que les pasa a nuestros políticos. Como no aporta aumento de votos, no se invierte en el mantenimiento de los bosques y luego ya sabemos lo que pasa.

Estamos ante una problemática que va a determinar un cambio en el clima y por lo tanto en nuestro modo de vivir. Cada vez los incendios serán más continuos y lo que es peor, van a ser más virulentos. Hemos abandonado los bosques. No hay ganado que paciendo los limpie. No hay cortafuegos naturales creados por las zonas de cultivo, ya que estos están todos abandonados. La gente mayor de los pueblos envejece y los jóvenes se van en busca de mejores trabajos. Estamos despoblando nuestros pueblos.

La pregunta queda en el aire, ¿Qué pasará cuando no quede nadie que cuide de los diferentes ganados que además de cuidar del campo nos proporcionan carne leche quesos, etc.? ¿Lo harán las macrogranjas? Esas no pacen en el campo y al estar los animales amontonados, generan residuos peligrosos para el medio ambiente, como ya se indicó aquí en otro comentario:  (https://www.autogestio.partidocarlista.org/ca/blog/las-macrogranjas)

Para prevenir los incendios hay que invertir mucho dinero en políticas de prevención. Facilitar y ayudar a la gente (mejor si es joven, que los mayores bastante han hecho ya), para que se dedique a la ganadería, a la agricultura, a trabajar en los recursos del propio monte.

Aquí es importantísimo que se cuente con la participación de los lugareños. Son los que mejor conocen el terreno. Ellos junto con los técnicos al efecto, escuchándose y poniendo en valor las recomendaciones de unos y de otros, pueden llegar a conclusiones viables. La teoría y la práctica deben ir de la mano. Luego los políticos tienen que apechugar en buscar los recursos necesarios para poder realizar lo acordado.

Hasta ahora parecía que la única salida que tenían los pueblos del interior era el turismo rural. ¿Qué turismo va a haber si no hay alicientes de los que disfrutar? Además, si está todo quemado y no existe ningún tipo de vegetación, ¿qué alojamiento rural va a sobrevivir?

La prevención también consiste en equipos de trabajadores que limpien y eliminen materias que pueden ejercer un poder calorífico si se produce un incendio. También la vigilancia adecuada y constante no solo de vigías sino de personal de tierra, patrullando y concienciando a los posibles usuarios de los bosques a que se comporten en los parámetros que correspondan.

En fin, dinero, dinero y más dinero.

Seguro que no nos quejamos de que los bomberos, pongamos por caso, dispongan de los medios más modernos y de que se disponga del suficiente personal. Ya que cuando se les necesita, queremos que ofrezcan un servicio rápido y eficaz.

Pues eso.

Ha llegado el momento de que la ciudadanía, concienciada del desastre al que nos lleva esta situación, se manifieste en que ese dinero es necesario invertirlo ahora para no lamentarnos después. Y si el problema de los políticos son los votos, demostrarles que, si no lo hacen, van a perderlos.

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