La Filantropía NO SIRVE DE NADA

Siempre nos pasa igual. Hay un proceso en el ser humano que hace que se blinde ante una contrariedad. Por poner un ejemplo estamos en un entorno de ruido y al poco apenas lo notamos, lo mismo si en nuestro entorno hay un fuerte olor. Son mecanismos que el cuerpo diluye o bloquea, para protegernos.

Pasa lo mismo con los desastres locales o mundiales. Hay una guerra en Siria, con miles de desplazados y nos conmueve al principio, luego pasamos a no ser que surja algún escabroso detalle que nos rompa el “normal” devenir de los hechos.

Viene a cuento porque la invasión de Ucrania por Rusia, como se alargue en el tiempo, pasaremos de ella. Hay otro detalle, que se da con el pueblo saharaui, primero por haber sido una colonia española, segundo por estar en África y tercero por estar cerca de nosotros, que incluso reclamando la ONU que se celebre un referéndum para decidir su futuro, pues nada, al poco ya los hemos dejado a su suerte.

No olvidemos NUNCA que las desgracias de los pueblos, que padecen guerras, vejaciones, barbaridades, etc., no es por su culpa, sino por el afán de unos pocos en repartirse sus riquezas.

La diferencia entre la inmunidad que nuestro cuerpo ejerce sobre los elementos que afectan a nuestra vida cotidiana y los efectos que les afectan a los demás es que estos son personas.

Simplemente pongámonos en su lugar, ¿qué es lo que haríamos? ¿Qué esperaríamos de las demás personas? En definitiva, ¿qué seriamos capaces de hacer y que esperaríamos que hicieran con nosotros, si se nos quitase la calidad de vida de la que disfrutamos? No hablemos de sus reivindicaciones justas, que también.

El olor, el ruido, es fácil de evitar, lo otro no.

No seamos egoístas, no miremos hacia otro lado y no pensemos que eso no nos va a pasar nunca.

Que se lo digan a los ucranianos, la calidad de vida que disfrutaban, igual o parecida a la nuestra, y lo que les ha caído encima.

O que se lo digan a los saharauis que esperaban nuestro apoyo porque les prometimos ayuda en sus reivindicaciones, como pueblo y como personas que ahora les hemos dejado tirados, por entre otras cosas, seguir manteniendo nuestro nivel de vida.

No vale la filantropía, NO SIRVE DE NADA. hay que sacrificarnos en su ayuda para que luego, un día si se tercia, nos puedan ayudar.

Aunque solo sea por eso.

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