Tiempos de elecciones.

 Para los adictos a algún partido político presente en las mismas, lo tienen claro. Votar al suyo y ya está. Pero para la inmensa mayoría de ciudadanos, es un problema. No se sabe a quién votar.

Todas las votaciones son importantes, pero éstas lo son aun más porque tienen la particularidad de ser próximas a nosotros. Como deberían ser todas las votaciones.

Cuando se sabe y se conoce a la persona que se presenta, más que la ideología que representa por su partido tiene más valor la integridad personal de la misma. Por otra, al tener que ejercer cerca de nosotros, es como más asequible. Sin darnos cuenta de que, tan importante es el candidato al ayuntamiento, a la Generalitat, al Estado e incluso a la Comunidad Europea. Porque en todos estos foros se discute y se plantea no ya nuestro día a día sino nuestro futuro.

La duda, para la gran mayoría siempre es, a quien. La opinión suele ser, para qué. Luego, la gran verdad, todos van a lo mismo. No son capaces de pensar y actuar en beneficio de la sociedad.

Conclusión, no voto. Que se enteren que no me convence nadie. Craso error.

Los políticos y sus partidos, que de tontos no tienen ni las siglas, eso ya lo saben y lo que podría ser un toque de atención de la ciudadanía, le dan la vuelta y sus resultados los miden en función de los votos emitidos. Es decir, los porcentajes son elevados porque se parte de los emitidos y no por el total del censo electoral.

Para hacer valer nuestro voto y demostrarles que estamos por la DEMOCRACIA en mayúsculas y no por la que nos quieren ofrecer, es importante votar.

Pero ¿votar a quién? VOTAR EN BLANCO.

Cuanto más alta es la abstención, el porcentaje de su éxito es más llamativo. Pero ese “éxito” se diluye con la alta participación. Y eso si les duele, porque se demostraría que algo les falla.

Con ello la ciudadanía demostraría que, sí les interesa la participación y por ende la democracia, pero que no les llena el contenido de las propuestas presentadas.

Con ello a los candidatos y a sus partidos los mandaríamos a casa, para hacer los deberes.

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