No es nuevo, pero sigue siendo igual de doloroso e inadmisible. El mayor signo de identidad de la particular personalidad valenciana es el idioma, la lengua que aportada por los repobladores llegados a partir del siglo XIII han formado y dado permanencia a la personalidad y cultura propias de los valencianos pero que sin duda y por ello ha sido su aniquilamiento el permanente objetivo primordial mediante la imposición de otro idioma distinto y de la perenne política de asimilación por un estado al servicio del destructor centralismo con la mantenida colaboración de la nobleza y de la burguesía del país, algo ya detectable desde el siglo XVI y con soporte e imposición oficial a partir de 1707 tras el sometimiento del país mediante el centralismo provincialista desde la ocupación. Fue a partir de entonces cuando se oficializó tal aniquilamiento cultural del ser de los valencianos, de su idioma.
Hoy nos encontramos en una situación nueva en cuanto al continuado proceso de destrucción de la lengua de los valencianos (dialecto del catalán según cualquier estudio filológico en un criterio compartido por la nada sospechosa de catalanismo Real Academia Española de la Lengua) y así lo podemos observar en las actuaciones que en tal dirección se ejecutan tanto desde la Generalitat como por las concejalías que han ocupado miembros del partido que hoy, acrecentada y sin ningún disimulo, mantiene la política aniquiladora del franquismo respecto al ser nacional del País Valencià.
Una de las últimas muestras de tal acelerada política destructiva se ha producido con la orden por un concejal de VOX de cambios en el callejero de la ciudad de Castellò y que afectan entre otras vias a las calles de Isabel Clara Simò, de Benvingut Oliver, de Joan Fuster, de Empar Navarro… ¿Razón de tales cambios?, fundamental y casi exclusivamente la ejerciente fidelidad de tales personajes a su país, fidelidad hoy calificada como catalanismo actuante.
Examinemos brevemente cada caso:
– La escritora alcoiana Isabel Clara Simó ha obtenido numerosos reconocimientos por su labor literaria, de entre los que hay que recordar el “Premi Valencia 1995” y el “Premi Crítica de Escriptors valencians 1999”.
– Benvingut Oliver (jurista de Catarroja) ha sido, y sigue siendo, el máximo historiador y tratadista del Derecho valenciano, con una obra inmensa. Autor de una “Hª del Derecho en Cataluña, Mallorca y Valencia” y de otro estudio sobre “Las Cortes de los antiguos Reinos de Aragón y de Valencia, y Principado de Cataluña”. Pero no es solo ese su pecado político sino haber sido el primero que, en 1876, utilizó la denominación “Països Catalans” (posteriormente, en 1933, sería F. Mateu Llopis quien lo hizo con la de “País Valencià”).
– En cuanto a Joan Fuster ¿qué vamos a decir?. El máximo ensayista valenciano, de padre carlista respetado por todas las facciones antes y después de la guerra civil, no solo se interesó por el Carlismo (no por la reacción tradicionalista) sino que incluso apoyaría y facilitaría la promoción intelectual de carlistas. Tal vez, para la reacción neofascista de VOX esa actitud haya sido motivo suficiente para su eliminación del callejero castellonense.
Y terminemos con una ilustrativa anotación histórica en cuanto a respeto al sentimiento de una comunidad. En Castelló existe un monumento dedicado a su victoriosa resistencia cuando el asedio carlista padecido durante la primera guerra. Pues bien, cuando en la última (1936-1939)
entraron los requetés (los carlistas) en Castelló a nadie se le ocurrió derribarlo. Los carlistas han sabido respetar los sentimientos nacionales de cada pueblo, de cada país. Esa es su diferencia sustancial con el fascismo, fiel heredero actual del centralismo aniquilador en el País Valencià. E. O.