OTRO PROBLEMA OCASIONADO POR EL CENTRALISMO

Uno de ellos es el que tienen los municipios de la costa valenciana, con la subida del nivel del mar y los continuos temporales que generan la degradación de la misma.

Hay que partir de que a costa del turismo se ha maltratado el litoral marítimo. Se ha construido, en algunos caos, a tocar el agua, no se ha previsto ningún problema a ocasionar por las barbaridades que se han cometido, sin ton ni son. Así vemos como amparándose en leyes que solo protegen los resultados positivos de los grupos promotores se han ido comiendo el litoral, aunque éste fuera un vergel paisajístico para el disfrute y deleite de toda la sociedad. Todo ha ido sustituyéndose por el ladrillo y el cemento, generando múltiples apartamentos, hoteles y ciudades de vacaciones que han generado innumerables beneficios económicos para los ayuntamientos de turno. Decimos de turno porque no son ayuntamientos representativos de sus respectivos municipios sino solo ligados a intereses económicos que desgraciadamente suelen estar de espaldas al único dueño de estos que son el propio pueblo.

Solo hay que ver cualquier municipio costero que, en su expansión en apartamentos y viviendas estivales, cuentan con escasas aceras, con calles estrechas y sin espacios públicos donde poder pasear y esparcirse la ciudadanía. Las construcciones privadas han primado sobre las públicas, incluso sobre los bienes patrimoniales tanto históricos como artísticos.  Un lamentable ejemplo lo tenemos precisamente muy cercano, en nuestro territorio, concretamente en Penyscola, población histórica, artística y de atractivo único para turismo de calidad, una Abadía de Saint Michel mediterránea, amurallada, con castillo templario, sede de un antipapa, Benedicto XIII, unida tan solo a la costa por un delgado istmo (véase la película Berlanga “Calabuig” para rememorar su belleza única) y que a partir de los años 60 del pasado siglo ha sido salvajemente desnaturalizada en un afán urbanístico sin sentido alguno pese a tener toda la costa para consumar tal afán depredador.

Una situación de anarquía en estudios, proyectos y ejecuciones que ahora muestra su cara más amarga después de los temporales que recientemente ha padecido nuestra costa. Los municipios exigen a la Dirección General de Costas del Ministerio de Transición Ecológica que ejecute proyectos que frenen el avance del agua. La ausencia de su ejecución, tal y como denuncian los propios residentes, solo hace que se agrave la situación. De entrada, no sirve de nada ejecutar dichos proyectos, que básicamente consisten en aportaciones de arena y la construcción de espigones si antes no se hace un estudio serio de las consecuencias que nos puede traer el Cambio Climático con la subida del nivel del mar y los más que frecuentes duros temporales. Por otra parte, no se entiende como Costas pretende derribar un núcleo marítimo ya existente en el tiempo con otro de villas a tocar el agua, a las cuales no va a derruir. ¿Será porque las primeras son de gente humilde y las villas de gente pudiente?

¿Por qué hablamos de centralismo? Porque es evidente que los problemas que se padecen en la zona no les afecta directamente a los que tienen que decidir. Si por el contrario fueran los propios ayuntamientos quienes se encargaran de solucionarlos, otro gallo cantaría. Pero para eso hay que cambiar muchas cosas, De primeras que los ayuntamientos sean representantes de todo su pueblo, no de su partido dominante. Que la fiscalidad sea equitativa en función de las necesidades de estos y sobre todo que haya un consenso entre las diferentes poblaciones costeras para coordinar las acciones a realizar y que éstas no afecten a los demás.

Principio básico de la democracia: mis derechos nunca deben estar por encima de los derechos de los demás.

Comparteix:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *