Es increíble la bajeza cultural que están demostrando los nuevos inquilinos del gobierno de la Generalitat Valenciana.
Sin ir muy lejos acaba de afirmar José Antonio Rovira, todo un conseller de Educació, Universitats y Ocupació que “no cree que la Academia Valenciana de la Llengua (AVL) tenga la verdad absoluta, como no la tiene nadie y ha defendido que cada uno utilice el valenciano como estime conveniente”. Todo ello a raíz de un comunicado de la Conselleria d’Agricultura que dirige José Luis Aguirre de VOX, escrito en un valenciano no normativo.
O sea que, por esta regla de tres, el BOE se puede expresar en el castellano no normativo de la RAE y viva la pepa y la anarquía.
La AVL es un ente creado por el PP de Eduardo Zaplana y que en 2005 defendía “es un hecho que en España hay dos denominaciones igualmente legales para designar esta lengua: la de valenciano establecida en el Estatut d’Autonomia de la Comunidad Valenciana y la catalana reconocida en los estatutos de Cataluña y Baleares”
El objetivo de fondo es el de borrar todo aquello que suene a catalán. Es una guerra que está diseñada y creada para tal fin. Empezó con el menosprecio del aparato del Estado, cuando se aprobó la actualización del Estatut de Catalunya, aprobado por la totalidad de la sociedad catalana. Un Estatut en el que participaron todos los estamentos catalanes, incluso contó con la aportación del Partit Carli de Catalunya. El PP mediante el Sr. Rajoy recabó las firmas suficientes para que actuase el Tribunal Constitucional, luego el 155, el 1 de octubre y la represión. Conclusión: se consiguió el rechazo popular del resto de las Españas a lo catalán (no solo a los independistas, sino a todos y a todo). Grave error.
Ahora el ataque es general y dirigido a lo básico, la lengua. Y así vemos como desde el actual gobierno de Aragón (con PP y VOX) se le ataca al catalán hablado en La Franja, limítrofe con Cataluña y el País Valencià, zona absolutamente bilingüe donde cohabitan las dos lenguas oficiales, sin problemas. También en las Baleares donde hasta el obispo de Mallorca Sebastián Taltavull denuncia haber recibido cartas insultantes e intimidatorias por utilizar el catalán, como es costumbre en los servicios religiosos.
¿Y aquí qué?, pues empezó con el “a la calle” que exclamó el concejal de Burriana de VOX cuando prohibió e intentó retirar varias revistas en catalán que se ofrecían para poder ser leidas en la Biblioteca de la ciudad, pasando por cambiar denominaciones de ciudades (Castelló por Castellón), y un largo etcétera que van, según ellos, por el camino de defender nuestra lengua, nuestra cultura y nuestras señas de identidad.
Si todo ello fuera para utilizar el valenciano a TODOS los niveles en igualdad con el castellano, le daríamos el beneplácito, pero ni saben, ni tan siquiera quieren hablarlo. Demasiado pedir a unos incultos que se creen los dueños de todo.