La posible amnistía pedida como inexcusable condición por Puigdemont para alcanzar un apoyo que haga posible un nuevo gobierno socialista ha originado tanto un enfrentamiento dialéctico como el reverdecer la situación actual de un conflicto territorial que hinca sus raíces en el siglo XVIII, descubriendo simultáneamente el insólito hecho de que en el estado español no exista la gracia constitucional de tal beneficio, aunque sí, en la práctica, hayan sido numerosas las ocasiones en que sin preceder sentencia hayan sido beneficiados numerosos posibles inculpados incluso sin tan siquiera haberse incoado actuaciones judiciales. Recuérdese la no existencia de procedimiento alguno tras los asesinatos de Vitoria o los de Montejurra en 1976, siendo ambos casos claros ejemplos de amnistías de hecho al no ser posible los indultos por no haberse producido sentencia alguna.
Hoy nos encontramos en una situación similar, aunque con un matiz diferenciador de vital importancia: el ejercicio de la gracia invocada por Puigdemont no afecta a delitos de la gravedad -asesinatos- de los mencionados sino tan solo a la actuación política y elusión a la acción judicial de alguien cuya actuación se produjo en su ejercicio de legitimo President de la Generalitat de Catalunya, algo que tan solo puede tener el antecedente de su predecesor Josep Tarradellas retornado a Catalunya con todos los reconocimientos y honores otorgados por el gobierno español presidido por Suarez.
Con Tarradellas no fue necesario invocar el amparo de la Amnistía, mucho menos del indulto al no haberse producido fallo judicial, sino que su retorno a Catalunya y rehabilitación como President tan solo respondió al interés primero y fundamental de alcanzar los máximos beneficios de la concordia y así lograr la positiva y necesaria pacificación para seguir construyendo una sociedad justa y democrática. Fue igualmente tal objetivo el que también movió en su día a Fraga a compartir en los tiempos de la Transición una comparecencia con Santiago Carrillo, o que Pasionaria presidiera la primera sesión del Parlamento de la Democracia.
Para el Partido Carlista es positiva la Amnistía de hecho anunciada en beneficio de Puigdemont y demás huidos que habrá de ser útil para profundizar en la legitimidad democrática de todos los actores del conflicto facilitando tanto la resolución del problema soberanista como el avance democrático tan necesario en favor de la entera ciudadanía y ello en el marco de una Confederación, según la mantenida propuesta del Partido Carlista.
Evarist Olcina